El agua no es otra cosa
que dos moléculas de hidrógeno con una molécula de oxígeno. Así de simple, pero
a la vez así de complicado. Se trata de uno de los elementos más
esenciales para la salud, tanto del planeta, como de los animales que lo pueblan,
y que resulta fundamental en la supervivencia del ser humano.
El agua forma parte del
70 % del peso del cuerpo humano, y no es de extrañar, que una persona que no
beba agua, pueda morir en unos pocos días.
En condiciones normales,
un ser humano cada día pierde unos dos litros de agua entre el sudor, la
respiración, la orina y las defecaciones, y estos dos litros deben ser
recuperados cada día, ya sea ingiriendo agua, refrescos, fruta, alimentos
acuosos, etc. Lo lamentable y triste es que al gua está al alcance de nuestra
mano, en cada una de las casas, siempre existe un grifo del que poder beber,
pero aun así, la mayoría de las personas del primer mundo, sufren de lo que se
suele denominar “deshidratación crónica” ya que no beben el líquido suficiente,
y luego se quejan de cansancio general. Tan solo bebiendo un poco más de agua
cada día podría solucionarse.
El cerebro humano, está
compuesto de un 95 % de agua, la sangre de un 82%, y los pulmones de un 90% de
agua. Es por ello, que apenas una disminución de un 2% en la composición de
nuestro cuerpo puede causar ya los primeros síntomas de deshidratación, como
son la pérdida momentánea de la memoria, problemas con las matemáticas,
dificultad en enfocar la mirada en objetos o letras pequeñas, etc…
Un déficit de agua del 4%
acarrea dolores de cabeza.
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